Hace unos días, mi amiga María, de La Carnicería de Salamanca (aunque nos conocemos de trabajar juntos en la tele, una larga historía), me enseñó el asado que estaba haciendo: una corona de cordero lechal al horno... ¡con agua! Mi reacción fue instantánea porque en Navarra (en el norte, diría yo), siempre asamos sin agua, solo aceite. Y entonces ella, que es así de atrevida, me lanzó un reto: preparar mi propia corona de cordero, como la suya, pero a mi manera. ¡Y no pude negarme! ¡Podéis ver su versión aquí!

Reconozco que nunca había hecho cordero, pero sí que lo he comido muchas veces. Tras investigar, hacer unas llamadas y recibir mi fabulosa corona de la Carnicería de Salamanca, me puse manos a la obra para conseguir mi asado perfecto. ¡Y lo conseguí! Vaya que sí. ¡Está fabuloso! También es verdad que la materia prima es muy buena y eso ayuda. El exterior queda crujiente, tierno el interior y el punto de las patatas es brutal. Yo le he añadido un majado de ajo que le da el punto definitivo. ¡No te pierdas mi versión!