Las croquetas son uno de los platos que más me gustan y que más miedo me ha dado siempre hacer. Hasta hace unos meses no me atrevía a hacerlas por miedo a autodecepcionarme... pero ya he roto esa barrera y aquí os traigo una de las recetas que más me han gustado: Croquetas de pollo y huevo duro.

Durante el confinamiento decidí romper ese miedo que me provocaban las croquetas. El tema de la consistencia de la bechamel, todos los mitos que hay alrededor de ellas... me creaban cierto temor y, como me gustan tanto, tenía miedo a autodecepcionarme por no saber hacer unas croquetas en condiciones. ¡Ojo! Me sigue pasando con la tortilla de patata, que no me salió una vez y no he vuelto a intentarlo... Pero ese miedo ya lo dejo para otro momento, que 2020 ya está siendo demasiado...

La opción de hacer Croquetas de pollo y huevo duro es porque es una de esas combinaciones que más me gustan desde que era pequeño. Utilicé restos de pollo asado que comimos en un día en casa (recordad que las croquetas son una forma recurrente de aprovechar sobras de platos), a los que le añadí huevo duro, que me encanta. Y la verdad es que hacerlo en la Thermomix es muy cómodo y salieron de maravilla. Aquí os dejo la receta con y sin ella, para los que no la tenéis en casa, una adaptación de la receta de mi amiga Belén, de Cupcakes a Gogó, con la que sabía que no iba a fallar.