Como en muchos recetas tradicionales, hay mucho debate alrededor del gazpacho. Hay quien le añade cebolla... mientras que para otros es una aberración de la receta original. Lo mismo pasa con el pimiento rojo. Yo la verdad es que no uso ni uno ni otro, aunque sí que me decanto por la cebolla como parte de la guarnición, ya que me gusta el toque que le da, lo reconozco. Vosotros, ¿lo hacéis con cebolla?

El gazpacho ha sido siempre un plato andaluz, de las zonas de interior donde el aceite es de gran calidad, al igual que los productos de la huerta. Pero, últimamente se ha extendido por toda la geografía española. Yo reconozco que en el norte no lo tomábamos cuando yo era pequeño y ahora se ha empezado a popularizar. Pero mi mayor sorpresa fue comprobar que había saltado fronteras y me encontré restaurantes en París y Viena que lo servían como parte de su carta. Es una receta fácil, sencilla, barata y refrescante para los días de verano... ¿Qué más se puede pedir?

Me sorprende lo sencilla que es esta receta y lo deliciosa que resulta, dando mil vueltas a los gazpachos comerciales que podéis encontrar en cualquier supermercado. Además, podéis hacer más cantidad y embotarla para poder tener para varios días. Yo, al vivir solo, lo guardo para cenar varios días por semana y la verdad es que es una gozada poder disfrutar de un gazpacho casero en casa. ¡Animaos a hacerla en casa!