Naked cake al moscatel con higos y uvas
octubre 02, 2013
De vez en cuando mi madre tiene cena con sus amigos y me pide que le ayude con el postre. Salvo en contadas ocasiones en las que me pide algo en particular, tengo cancha libre para hacer lo que yo quiera. Aprovechando algunas frutas que tenía por casa se me ocurrió hacer esta tarta.
Hacía muchísimo que no comía higos, desde que comía cuando era pequeño en casa de mi abuela Candi, de Artajona. Creo que no había comido desde entonces. De hecho, no recordaba el sabor ni si me gustaban. Mi gran duda ahora es: ¡¿cómo he podido vivir tanto tiempo si comer higos?!
Creo que era el aspecto exterior lo que más me echaba para atrás. No voy a filosofar mucho, no es momento ni lugar, pero creo que se me tiene que empezar a meter en la cabeza que "la belleza está en el interior". Si ya nos lo decía el tío Walt con su maravillosa película La Bella y la Bestia, ¡tenemos que hacer caso a los consejos de la Sra. Potts!
Lo que más me gusta de esta tarta es su aire vintage. Parece que vuelve a estar de moda lo vintage y lo retro (no es lo mismo) y cuando miro esta tarta parece que está salida de la cocina de la Sra. Patmore, de Downton Abbey. ¡Decidme que veis esa serie! Creo que es una de las mayores delicias de la televisión en este momento. Lo que no sabría decir es cuál es mi personaje favorito: Bates, Anna, Lady Mary o... ¡Ya está! ¿Cómo lo he podido dudar? ¡La condesa viuda de Gratham!
Creo que cada vez que aparece espero impaciente a que abra la boca, a que dé rienda suelta a esa lengua viperina capaz de arremeter contra todos los de la sala con tan solo unas palabras... ¡y manteniendo la elegancia! ¡Fascinante!
No quiero aburrir con mi pasión por Disney o Downton Abbey, solo espero que sepáis valorar los dos tesoros que cada una guardan, cada una a su manera. Tesoros casi, casi, equiparables a esta naked cake al moscatel con higos y uvas. ¡Espero que os guste!
 - Precalentamos el horno a 170ºC. - Engrasamos bien dos moldes de 20 cm. - Montamos la nata líquida, hasta que consigamos que esté firme. - Batimos los huevos durante al menos 3 minutos, hasta que se vayan aclarando.
- Vamos añadiendo el azúcar a cucharadas, poco a poco, hasta que se integre. Seguimos batiendo hasta que los huevos blanqueen y doblen su volumen, más o menos 5 minutos. En el último minuto añadimos la vainilla en pasta.
- Añadimos la mezcla de harina en tres veces y con una espátula la vamos mezclando bien, de forma uniforme.
- Añadimos la nata y la mezclamos bien con movimientos envolventes.
- Echamos el chorrito de moscatel. Si os queréis que sepa a moscatel podéis echar más de un chorrito. ¡Tampoco os paséis! Si no conseguimos el sabor deseado podemos corregir más tarde con el almíbar.
- Echamos la mezcla en los moldes y metemos en el horno durante al menos 45 minutos o hasta que al pinchar con un cuchillo este salga limpio.
- Cuando esté listo, sacamos y dejamos enfriar durante al menos 10 minutos en el molde. Pasado ese tiempo, desmoldamos en una rejilla.
- Mientras se enfría vamos a preparar el almíbar. Para ello ponemos el agua con el azúcar en una cacerola a fuego medio alto. Dejamos que el azúcar se disuelva y que la mezcla hierva. Retiramos del fuego y añadimos el moscatel. Mezclamos bien. - Pinchamos los dos bizcochos con un palillo. Sin miedo, que no muerde. Pincelamos las dos superficies con el almíbar. La cantidad de almíbar depende del sabor que queráis conseguir. Si os gusta mucho el moscatel no lo dudéis, ¡pincelad, pincelad y pincelad! - Cuando esté frío montamos la nata. Para ello ponemos la nata en un bol y añadimos el azúcar. Batimos de forma uniforme hasta que consigamos una nata firme. Si batimos con barbillas eléctricas mejor; y con batidora de pie aún mejor: los movimientos son más monótonos y eso ayuda a que no se corte la nata. - Cortamos los higos en rodajas pequeñas y separamos las uvas del racimo. - Cubrimos uno de los bizcochos con nata. Podemos poner parte de las frutas aquí. Si no, colocamos el otro bizcocho encima y lo cubrimos también con nata. Ahora es el momento de decorar con las frutas. - Espolvoreamos con un poco de azúcar glacé. - Servimos en frío. 
¡A disfrutar!
- Siempre hay que tener cuidado al montar la nata o se nos cortará. Si pasa eso tranquilos, seguimos batiendo y conseguiremos mantequilla dulce. El que no se consuela es porque no quiere.
- Para cerciorarnos de que en los dos moldes hemos añadido la misma cantidad de mezcla, yo uso una cuchara de helado y voy sirviendo a cada molde las mismas cantidades.
- La nata para montar tiene más materia grasa que la de cocinar, por ejemplo, lo que ayuda a que se monte más rápido. Lo ideal es que esté por encima del 35%.
- Lo mejor es servir este postre nada más hacerlo pero, si no es posible, deberéis guardarlo en el frigorífico. ¡Lleva nata!
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