Fantástica confitería tradicional parisina donde encontraréis muchísimos dulces fabulosos perfectos para llevar de regalo: bizcochos, bombones, golosinas... Es un local precioso. Tienen varios en todo París, pero yo estuve en el original. Es un negocio de 1761 cerca de la Ópera y del barrio de Montmartre.

Esta tienda os volverá locos si sois unos apasionados, como yo, de los éclairs. No sabréis cuál elegir. Yo estuve en duda y probé el de mascarpone y fresitas del bosque, pero hubiera probado todo. El precio medio por cada uno es de 5€, pero merece la pena de verdad.

Una panadería y pastelería tradicional maravillosa que me encontré sin querer pateando la ciudad. La lleva el chef Arnaud Delmontel y encontraréis todos los dulces típicos parisinos, algunos con un toque más moderno. Una parada perfecta si bajáis de Montmartre, la calle des Martyrs tiene tiendas fabulosas.

No podía irme de París sin pasarme por uno de los locales del conocido chef Pierre Hermenéuticas. Probé los macarons pero me hubiera comido la vitrina entera. Si os gusta la repostería más fina, este es vuestro sitio. Sí que es verdad que no es apto para todos los bolsillos, pero, si vas a París y eres un apasionado de la repostería, hay paradas obligatorias.

Otro grande de la repostería: Christophe Michalak. Estuve en uno de sus locales, cerca del Ayuntamiento y la verdad es que fue todo un acierto. Aunque había muchas cosas entre las que poder elegir, me decanté por unos helados en vaso que tenían en temporada. ¡Un gran acierto! Opté por el de fresa y peladillas, una mezcla muy original, y me enamoró desde el primer bocado. ¡Tenéis que ir!

La meca de los macarons. No podía irme de París sin ir a una de las pastelerías parisinas por excelencia. Estuve en dos: la de Campos Elíseos y la de la calle Royale. La de Campos Elíseos es espectacular mientras que la otra es más pequeña y funcional. Un capricho había que darse (otro más), así que me llevé una cajita con seis sabores diferentes. Mis favoritos: pistacho, limón y violeta. Elegí uno de los que estaba en temporada, geranio, y estaba brutal también.

El pastelero nipón tiene varios locales en París y se están convirtiendo en lugares de peregrinación de todo amante de la repostería. Se caracteriza por los sabores más orientales, donde los cítricos, el yuzu y el té matcha tienen un gran protagonismo. Probé unos pastelitos de té matcha y yuzu que estaban increíbles. Si estáis cerca de la Torre Eiffel tenéis que ir.

Uno de mis objetivos era comerme un buen Paris Brest y vaya si lo conseguí. Estuve indagando y en muchos sitios la colocaban como el sitio con el mejor Paris Brest de la ciudad. Estaba buenísimo, con un toque crujiente maravilloso. El local es muy moderno, coqueto y elegante. Original. Hay que ir pronto porque la fina es tal que se acaban todos los días con rapidez.

Hay pastelería que parecen tiendas de ropa, con los artículos expuestos de forma exquisita. Así es esta pastelería donde tuve el placer de probar una miniatura de Saint-Honoré, otro de los dulces típicos de la ciudad. Con una decoración muy diferente a su vecina (está al lado de La Pâtisserie des Rêves), se convierte en otro de los locales que hay que visitar si tenéis tiempo.

Un local fantástico donde podréis encontrar los famosos huevos benedictinos en diferentes versiones. Los domingos a la hora del brunch se llena (aunque va rápido), así que si no queréis esperar largas colas, podéis ir cualquier día. Los tradicionales están buenísimos, al igual que los que llevan aguacate. Me quedé con ganas de probar muchos más.

Un sitio muy particular donde el fallafel es el rey. Un local abierto a la calle (se puede pedir para llevar o tomar dentro) en el que siempre hay gente esperando. El precio está muy bien (yo comí el plato de 6.5€ de Fallafel en pita y me quedé muy bien) y hay varias opciones (vegetarianas y no). La calle des Rosiers es muy bonita, merece la pena pasarse por allí.

Un pequeño local en una de las calles que desemboca en la plaza de la Bastilla donde estuve desayunando y que me encantó. Un sitio perfecto para desayunar o tomar el brunch. Su granola con queso avainillado y el brioche casero fueron un acierto total. Dispone de tienda de productos propios.